Opinión | el embarcadero

Vivir sin plásticos

De un tiempo a esta parte he venido observando cómo, afortunadamente, cada vez son más las tiendas en la ciudad que venden a granel. No solo café, infusiones, té, especias, legumbres, arroz, pasta o una amplia variedad de semillas. También artículos para el aseo personal y limpieza del hogar. Vale la pena ir a este tipo de establecimientos por varios motivos: su apuesta por productos naturales y de calidad, con alimentos saludables y de cercanía; porque se trata de una compra responsable (adquirimos la cantidad que necesitamos, evitando el despilfarro) y porque reducimos plásticos innecesarios. Comprar a granel contribuye a mejorar nuestro planeta y a poner freno al uso masivo de este componente. Según diversos estudios, cada minuto se vende un millón de botellas de plástico en todo el mundo y cada una de ellas tarda unos 450 años en descomponerse. Un desastre ecológico. Pero, si nos proponemos vivir sin este material porque no queremos perjudicar al medio ambiente, ¿cómo lo hacemos? ¿Se puede subsistir sin él? Frente a la cultura del usar y tirar ha nacido el movimiento cero residuos (zero waste), por el cual se pretende generar la mínima cantidad de basura posible. Y en cuanto a los desperdicios que producimos, el plástico ocupa un lugar preponderante por su volumen. Patricia Reina y Fernando Gómez son una pareja que decidieron actuar e iniciaron un proyecto que les llevó a crear una web y escribir un libro: ‘Vivir sin plástico’, en el que plasman sus experiencias para disminuir al máximo este material, tan barato, versátil, duradero y muy útil pero altamente contaminante y con una difícil degradación. Si dejamos de comprar agua embotellada e instalamos un filtro en el grifo, ahorraremos muchos envases y, a la vez, gastaremos menos dinero. Pasarse al formato sólido, sin botes, en lo que respecta a productos de higiene personal (gel, champú, desodorante…), desterrar las pajitas y el menaje desechable o emplear artículos con suficientes usos, como la copa menstrual o las cuchillas reutilizables, son otros ejemplos que nos muestran cómo, a pesar de que eliminar el plástico es bastante inalcanzable en una sociedad tan plastificada como la actual, sí que podemos reducirlo todo lo posible. Para ello, lo mejor es avanzar por etapas, con gestos, siendo conscientes, sin agobios pero con determinación en su retirada para así ayudar a invertir las nefastas previsiones de la ONU, que nos indican que en 2050 los océanos tendrán más plásticos que peces.