Opinión | EL CHINERO

Sin explicaciones

El concejal de Ferias y Fiestas, durante el último pleno.

El concejal de Ferias y Fiestas, durante el último pleno. / S. GARCÍA

Han pasado demasiados días para seguir hablando del Carnaval de Badajoz y una eternidad para hacer balance. De eso se valen los responsables de los problemas de organización de esta última edición: la memoria es efímera y la noticia de ayer ya es antigua. Por muchas quejas que haya habido, por muchos fallos cometidos, por mucha desidia que haya imperado, el Carnaval 2023 es pasado y ahora toca otra cosa, mariposa. El Carnaval terminó el último fin de semana de febrero y entrados en marzo hay que centrar la vista en la Semana Santa, que está a la vuelta de la esquina.

Al día siguiente de concluir el primer Carnaval de 10 días, el segundo desde su declaración de Interés Turístico Internacional, tanto el alcalde, Ignacio Gragera, como el concejal de Ferias y Fiestas, Francisco Javier Gutiérrez, pidieron disculpas públicas. El primero no lo hizo motu proprio, sino porque el tema salió a relucir, como era de esperar, en el pleno ordinario convocado el último lunes de mes. El concejal de Ferias y Fiestas sí compareció para hablar expresamente del desarrollo de la fiesta y también entonó disculpas, no sin alguna otra excusa. Ambos reconocieron errores, pero ninguno dio explicaciones de los fallos cometidos.

Una semana después de que haya terminado el Carnaval de Badajoz, sabemos que hubo problemas de organización, pero desconocemos los motivos porque ningún responsable los ha explicado. El mayor de los ridículos fue el que afectó al recuento de puntos del Concurso de Murgas, que afectó a la clasificación final y modificó el podio. Han dicho que el error lo cometió una empresa que, por lo visto -nos hemos enterado ahora-, el Ayuntamiento de Badajoz contrata para contar las puntuaciones. Hay que ser avispado para conseguir un contrato con una administración local con la única tarea de darle a la calculadora. En el ayuntamiento no debe haber nadie que sepa sumar. Desconocemos por qué se contrata a alguien de fuera para realizar este trabajo y no sabemos cuánto cobra -un pastizal, según rumores sin contrastar- porque ningún responsable lo ha aclarado. Como tampoco sabemos por qué y en qué circunstancias se cometió el error, si el ayuntamiento ha pedido explicaciones a la citada empresa, si va a ser resarcido de alguna manera y si tiene previsto volver a encargarle el próximo año la misma tarea, para la que ha demostrado no estar preparada. No se ha dado ninguna de estas explicaciones y seguramente no se darán.

Más jaleos. Dos días antes de que se celebrase el desfile de Valdepasillas del último domingo -ése que se introdujo con calzador en el programa estirado de diez días del Carnaval- la asociación de vecinos del barrio denunció que el ayuntamiento había cambiado el recorrido sin ninguna explicación. Se supone que la decisión tenía que ver con la escasez de efectivos de la Policía Local, que trae al equipo de gobierno por la calle de la amargura. Esto ocurría dos días antes sin que los vecinos recibiesen ninguna explicación de los motivos por los cuales se les negaba el itinerario decidido con mucho tiempo de antelación. Ni les argumentaron las causas para cambiar de nuevo de opinión y retomar la ruta original el día antes del desfile. 

Como tampoco se ha explicado la presunta descoordinación entre las concejalías de Ferias y Fiestas y de Limpieza. Era previsible la avalancha de carnavaleros en las calles y alguien debió haber pensado en el refuerzo necesario del servicio de maqueo con maquinaria extra. Desconocemos por qué esta coordinación no existió ni por qué no se colocaron más aseos públicos. Tampoco nadie ha dado explicaciones sobre la deslucida, cutre y falta de medios Tamborada celebrada en Ifeba. Ni por qué no se preparó una gala como dios manda para la entrega de premios, que más parecía una fiesta de colegio de fin de curso. Para eso, que la entrega se hubiese quedado en San Francisco el martes de Carnaval después de enterrar la sardina en San Roque. De tanto desaguisado nadie se declara responsable, que más de un incompetente habrá. No hay que haber matado o robado para justificar una dimisión. Que se lo pregunten a María José Solana o a Francisco Javier Pizarro.

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