Opinión | La atalaya

Afinando (VI)

El siglo XI fue, a partir de su segunda decena, una época de profundos cambios: políticos, económicos, demográficos y, también, tecnológicos. Se fueron notando poco a poco y se correspondieron con algunos acontecimientos políticos de muchísima trascendencia. En la Península Ibérica el suceso de mayor importancia fue el hundimiento del califato de Córdoba y la aparición de un grupo, tendente a la fusión, de principados, ricos pero débiles, crecientemente sometidos a la presión de varios soberanos. Los dos más importantes fueron: el sultanato almorávide, en el Magreb, y el reino de León, en el noroeste ibérico. No es este sitio para enumerar todos los incidentes acontecidos en el momento –tampoco habría espacio; ni en muchas semanas-. Pero, volviendo al asunto que nos atañe, también comenzó a haber variaciones en el campo de la poliorcética y de las fortificaciones. La falta de potencia militar a campo abierto trató de compensarse con una mejora de los sistemas defensivos. El primer caso constatado fehacientemente tuvo lugar en Granada. La arqueología aún no ha dejado nada definitivamente claro en esta región occidental, si exceptuamos el testimonio de una crónica acerca de unas obras llevadas a cabo durante el tiempo en que los aftasíes dominaron Batalyaws y su extenso reino. No se olvide que las murallas fueron para los políticos y desde época antigua una manifestación de potencia. Dime de qué presumes…

Se mejoró con mampostería, hasta entonces solo se había construido con tapia, una parte del recinto amurallado batalyusí. No con sillares, como caprichosamente tradujo el gran arabista francés EvaristeLévi-Provençal. Lo documentado hasta ahora no pasó de ser un refuerzo con fines propagandísticos. No conocemos que se incorporara mejora tecnológica alguna. Y, de haberlo hecho, más habría llegado por el camino europeo, vía León, que por el camino de Marraqués. Los almorávides no destacaron nunca por ser unos innovadores. Creo que se cuentan con los dedos de la mano, y sobran dedos, las obras que se les pueden atribuir en al-Andalus, basándonos en un análisis arqueológico riguroso. Quiero decir, bien documentado. No estribado exclusivamente en fuentes escritas no atestiguadas.