Opinión | EL CHINERO

Reyes Magos abatidos

La carroza de Fedexcaza en la Cabalgata de los Reyes Magos de Badajoz.

La carroza de Fedexcaza en la Cabalgata de los Reyes Magos de Badajoz. / Andrés Rodríguez

Que hablen, aunque sea mal. La Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza) se ha colmado de gloria con una carroza en la Cabalgata de los Reyes Magos de Badajoz. Su objetivo era llegar a la sociedad en general y demostrar que forman parte de ella. Su intento ha podido lograr el resultado pretendido entre quienes defienden la actividad cinegética, orgullosos de haber tenido este protagonismo, pero les han llovido las críticas. Ellos dicen que también han recibido riadas de elogios. En todo caso, las reacciones de desaprobación han sido tormentosas.

A Fedexcaza no se le puede reprochar la iniciativa, sino al ayuntamiento, que le ha concedido este deseo en un asunto tan delicado y cuestionable, que tanto divide a la sociedad y que tantos detractores concita. La culpa de haber provocado esta polémica en una fiesta dirigida a los niños es del ayuntamiento, que no ha sopesado la decisión de aceptar la propuesta de este colectivo. El alcalde, Ignacio Gragera, la justificó alegando que la actividad cinegética es muy importante en la economía del país, de la región y de la ciudad. Como decía un amigo mío, de ser este el criterio, que para la próxima edición haya una carroza de peluqueros, que tanto han proliferado en la ciudad, y otra de manicura, con un gran dedo en el respaldo del trono haciendo la peineta. Mejor aún: una plataforma dedicada a Amazon, cuya apertura supondrá un antes y un después en el devenir económico de esta ciudad, si es que para la próxima Cabalgata ha empezado a funcionar. Porque a día de hoy todavía no tiene fecha oficial de puesta en marcha y acaba de anunciar miles de despidos en otras plantas.

Decía el alcalde también, para justificar que una carroza sobre la caza desfile en la comitiva de los Reyes Magos seguida de 40 cazadores, que su contenido era muy respetuoso con todas las sensibilidades. La noticia ha inflamado las redes sociales, porque la historia da mucho de sí cuando los expertos en memes disparatan sobre crueldades. Los Reyes Magos están abatidos porque han sido abatidos. No era necesario que en la carroza se representasen animales muertos para escenificar en qué consiste la caza y cuáles son sus fines. Los dos ciervos -preciosos, por cierto, enhorabuena a Artedeba- estaban predestinados a la muerte. A morir a tiros sin opción al indulto. Si desfilan en una carroza que es una alegoría de la caza, su único papel, aun siendo protagonista, es perder la vida en una montería. Los perros que los siguen, aunque esculpidos en actitud tranquila, son de rehala, entrenados para acorralar a las piezas, que no son otras que los dos preciosos ciervos. Sin olvidar los dos colmillos de mamut que encabezaban la plataforma y que recuerdan a las aficiones del rey emérito, que no es ninguno de los Magos. Esa es la historia de las cinco figuras que componían la carroza sobre la caza. No eran personajes infantiles ni de cuentos ni tenían nada que ver con la Navidad.

Que Fedexcaza compare su presencia en la Cabalgata con la asociación de patinadores, el Seprona o Correos es lo último de lo último. La carroza de la caza no aportó nada al desfile de la ilusión, antesala de la noche más mágica del año, dicen. Esa es la tradición navideña. Ni siquiera la diosa Diana proporcionaba glamour. Por mucho que la concejala de Cultura, Paloma Morcillo, insistiese en que es la patrona de la naturaleza, en la parte posterior de la carroza lo ponía bien clarito: Diana, diosa de la caza.

Esta polémica no debería centrarse en el debate sobre caza sí o caza no, donde existen muchas sensibilidades encontradas. La polémica con la Cabalgata de Badajoz es la respuesta a la pregunta sobre qué pinta una carroza sobre la caza y un pasacalles de cazadores con un jabalí en la comitiva de los Reyes Magos. Nada. No pinta nada. Será bonita, estará bien hecha, por una empresa de aquí, y encima no ha costado un duro a las arcas municipales. Pero como esos sean los criterios para las próximas ediciones, miedo da pensar en qué se puede convertir la Cabalgata de Badajoz.

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