Opinión | el embarcadero

Cántico a la Navidad

Quién diría que estamos a pocas horas de Nochebuena, a la vista del ambiente tan encrespado y polarizado que se ha extendido por el país, como un denso humo capaz de enturbiarlo todo y cuyo remate se encuentra en el choque institucional entre poderes del Estado. Durante estos días parece que el amor y la ilusión se renuevan, pero no han llegado ni a las Cortes Generales ni al Tribunal Constitucional o al Consejo General del Poder Judicial. Cada vez tengo más claro que, por un lado, se hallan los partidos políticos y sus integrantes –estén en el gobierno o en la oposición–, la alta judicatura, los periodistas influyentes… Y, por el otro, el resto de mortales: gentes que no queremos contagiarnos de esa mala vibra, como hablarían en algunos países de América Latina, que se transmite al reparar, por ejemplo, en esos debates parlamentarios broncos que se han enquistado en nuestro sistema político o en la hiel que sueltan algunos en unas redes sociales tornadas a veces en verdaderas cloacas públicas. Por suerte, la realidad va mucho más allá y a uno lo fortalece descubrir cómo en Navidad surgen iniciativas maravillosas, como la del director de una residencia de mayores en Pontevedra que, tras un llamamiento para combatir la soledad de sus usuarios, ha recibido un aluvión de cariño traducido en cientos de cartas enviadas desde distintos territorios. Con la recepción de tantas misivas, impregnadas de esperanza y amor, se superaron con creces todas sus previsiones y, sin duda, representa la esencia de la Navidad. Todo el mundo comprende que las palabras tienen una fuerza transformadora y sumamente positiva. Lo entienden de ese modo en Amnistía Internacional cuando cada temporada lanzan la campaña ‘Regala tus palabras’, mediante la cual se invita a la ciudadanía (a alumnado de institutos, entre otros colectivos) a escribir mensajes de apoyo, cariño y solidaridad para defensoras y defensores de derechos humanos encarcelados injustamente por defender libertades fundamentales, por ser presos de conciencia. Al recibir esas postales, aunque no las entiendan, sabrán que su injusticia es conocida y mostrarán a las autoridades que no son víctimas olvidadas, ayudando así a que su situación cambie. En 2022 las palabras regaladas viajarán a Camerún, Cuba y Marruecos. Los textos escritos por unas personas para confortar a otras sirven también para crear un auténtico cántico a la Navidad, siguiendo la estela de escritores que sintieron predilección por estas fiestas decembrinas, como Charles Dickens. Para este novelista inglés decimonónico, representaban un período feliz que nos hace recuperar la ilusión de nuestra infancia y bien lo demostró en su célebre ‘Canción de Navidad’ (1843), donde aprovechó para sacudir las conciencias de los burgueses e inducirlos a que se mostraran benevolentes y generosos con los más necesitados. La conversión de su protagonista, el detestable egoísta y avaro Ebenezer Scrooge, nos recuerda que, en esta época del año, casi todo es posible, si nos guían nobles anhelos de bondad y altruismo.