Opinión | EL CHINERO

Quiero ser alcalde

Gragera con Cavacasillas en la sede de ambos.

Gragera con Cavacasillas en la sede de ambos. / S. GARCÍA

Quién le iba a decir a Ignacio Gragera en mayo de 2019, cuando concedía entrevistas como flamante y convencido candidato de Ciudadanos a la alcaldía de Badajoz, que en las siguientes elecciones municipales sería cabeza de lista por el PP. Era prácticamente un desconocido y carecía de trayectoria política, una condición que defendía no como un problema sino, al contrario, como un punto a su favor. «Cuando estás mucho tiempo en política y en estructuras de partido antiguo, quizá se pierde la perspectiva del ciudadano y se centra más en cuestiones partidistas», pensaba. También defendía que el proyecto de Cs era «diferente» al del PP. Antes de celebrarse aquellas elecciones ya se veía como alcalde.

Gragera es un visionario. Con solo cuatro concejales es alcalde. Tiene ambición, era su meta y la alcanzó con su escasa representación municipal, con la que mantuvo en vilo a socialistas y populares hasta el último momento, negociando a dos bandas para lograr su propósito: el salto a la alcaldía. El PP de Fragoso se dejó convencer, con tal de que el PSOE no gobernase. Los populares no supieron llegar a un acuerdo ventajoso y concedieron a los naranjas la alcaldía en la segunda mitad de la legislatura, la más próxima a la cita electoral y por tanto la que permanece más fresca en la retina de los votantes.

Qué chivata y clarificadora es la hemeroteca. «Me gusta y quiero seguir siendo alcalde muchos años», manifestó en otra entrevista en julio de 2021, cuando llevaba un año aferrado al bastón de mando. Ese día confirmó que se presentaría a las próximas elecciones y que lo haría encabezando la lista de Cs. En aquel momento enarbolaba que la formación naranja sería capaz de rearmarse. El rumor de que el PP podría ficharlo ya estaba en el aire. Gragera siempre negaba que entre sus planes pudiera estar afiliarse a otras siglas y que hubiese algún contacto con los populares.

De un año para acá al alcalde de Badajoz le han preguntado en repetidas ocasiones por la tentación del PP y ha superado a san Pedro. La penúltima vez fue tras la visita del líder nacional de los populares, Alberto Núñez Fejóo, que en su mitin en el hotel Río le lanzó la caña a Gragera y dejó a Cavacasillas sin cebo y con la boca abierta. Al día siguiente, Antonio Cavacasillas, que llevaba meses de candidato interino, quitaba hierro al plantón y, sin dar por seguro que él sería el candidato (no tenía el permiso de Génova ), defendió que el PP no necesitaba a nadie de fuera para ganar las elecciones.

El rumor seguía inflándose como un globo que pinchó el candidato socialista, Ricardo Cabezas, al dar por hecho el 30 de noviembre que Gragera ya era del PP. Este mismo día Cavacasillas fue llamado a capítulo a Madrid. Poco se le ha visto después en comparecencias públicas. Todo indicaba que había agachado la cabeza. Aún no se sabe a cambio de qué. Se sabrá. El alcalde naranja seguía negando que el PP le hubiese ofrecido encabezar la candidatura en Badajoz. A partir ahí, Gragera rehusó cualquier comentario sobre su futuro político. El trato estaba firmado. Ahora quieren hacer creer que no había conversaciones y que el apretón de manos es reciente. Dice Gragera, sin escatimar piropos al PP, que ha sido «un paso difícil, pero es lo mejor para la ciudad». Claro que es difícil. Le puede poner mil adornos pero es un tránsfuga con todas las letras. Ha cambiado de partido en su propio beneficio sin pudor. No es que sea lo mejor para la ciudad: es lo mejor para Gragera y lo mejor para el PP, que ha echado sus cuentas y la opa le sale rentable. La cuestión no es si Gragera es un buen alcalde, sino que para el PP es el mejor candidato si quiere hacerse con el gobierno en Badajoz. Entretanto, Cavacasillas mantiene que con lo que ha hecho, su partido no ha fichado a nadie de fuera porque, en realidad, este alcalde siempre fue del PP y regresa como «hijo pródigo». Más bien, lo que siempre ha querido Gragera es ser alcalde. Lo dijo cuando cumplió un año en el sillón y el futuro de Cs no era nada halagüeño. ¿De verdad se ve siendo alcalde después de mayo de 2023?. «Si, ¿por qué no? Esto es muy largo. Todos los partidos hay que jugarlos», respondió. Le faltó decir que, más que participar, lo importante es ganar. Da igual cómo. Da igual en qué equipo.

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