En la presentación del proyecto de la línea de alta velocidad Lisboa- Porto – Vigo a algunos les sorprendió las declaraciones de Antonio Costa, en las que mostraba la prioridad de Portugal de conectarse con España, y la red ibérica de alta velocidad, por Galicia frente a la prioridad de hacerlo solo con Madrid. Estas declaraciones no son ninguna novedad pues es una posición muy antigua que hay que entenderla dentro de la dinámica de los sentimientos e intereses nacionales de Portugal, que no son los mismos que los de España, y que no solo hay que respetar sino entender y compatibilizar con los nuestros. Ya en los acuerdos de la Cumbre Ibérica de Figueira da Foz del 2003, se firmó que la conexión de alta velocidad entre Lisboa y Vigo debería estar terminada en el 2009, y la conexión Lisboa con Madrid en el 2010. Es absolutamente entendible que su prioridad debe ser en estos momentos impulsar la conexión de Lisboa con Porto y Vigo, pues la conexión con Madrid está ya muy avanzada y la de Porto - Vigo no ha comenzado. 

Como dijo Antonio Costa, esta línea con Porto no es una mera conexión entre capitales ibéricas y una isla en la red ferroviaria nacional, como es la que está en construcción por Évora, sino que vertebra todo el norte de Portugal. Si en España nos quejamos muchos, y con razón, de la configuración radial de la red de ferrocarriles, es más comprensible como esa centralización puede verse desde Portugal si solo existe una línea de alta velocidad que conecte con Madrid, reforzando su centralidad frente al aislamiento del resto de Portugal. Sin embargo esta conexión de alta velocidad es la única realidad en Portugal en la actualidad que puede estar en funcionamiento en menos de dos años. En la comparecencia ante el Parlamento Europeo del Ministro de Infraestructura, Pedro Nuno Santos en 2021, afirmó que la conexión Lisboa-Madrid estaba en marcha y se terminaría, pero no podía ser la única prioridad del Gobierno Portugués, pues un país no se reduce a la capital. 

Mucho más allá de sentimientos nacionales, hay también razones objetivas para que Portugal defienda la conexión con Porto y Vigo, por más que su coste multiplique por diez a la de Évora- Elvas, que conecta Lisboa con 300.000 portugueses frente a los más de 5 millones de portugueses que se conectarían con Lisboa por el Eje Atlántico. No hay espacio para desarrollar otras razones que justifican muy comprensiblemente esta prioridad. Los que creemos que la conexión del Corredor Sudoeste Ibérico también es esencial para toda Portugal, España y para Europa debemos seguir trabajando para que cuanto antes pueda ser una realidad. Y esperemos que la decisión del Nuevo Aeropuerto de Lisboa y el Mundial Ibérico de Fútbol del 2030 aceleren los acontecimientos.