La invasión de Ucrania por Rusia ha obligado a Europa a replantearse muchos principios sobre su defensa, unos que tenia muy asimilados, otros que iba aplazando su toma de decisiones o que no se atrevía a afrontar para no desestabilizar el equilibrio inestable anterior. La reciente cumbre de la OTAN en Madrid reafirmó el compromiso de España con la NATO, lo que solo se puede confirmar con el incremento de los presupuestos de defensa y abordando proyectos necesarios y aparcados de dotaciones militares. En el 2004 en las sesiones del Observatorio del Cambio de Badajoz se abordó la oportunidad de que se instalase en la Base Aérea la Escuela Europea de Pilotos de Caza y Combate y el Programa del Sistema Integrado de Formación del avión Eurotrainer. La OTAN tenía que tomar antes del 2008 esta decisión sobre su ubicación para que empezase a funcionar en el 2015. El programa internacional de formación de pilotos de la OTAN requiere a los pilotos europeos un curso de estancia en Estados Unidos en su base de Texas. Ya entonces, tanto por razones económicas, como de dependencia de EEUU, Europa requería tener autonomía en una formación de tanta relevancia para su defensa.
A punto de terminar este proceso llegó la crisis económica del 2008 y se aplazo sine díe la decisión, dando continuidad a esta situación de dependencia. La llegada de Trump en 2017 con su política de repliegue defensivo y sus permanentes tomas de decisiones unilaterales, culminándolas con la retirada de las tropas de manera caótica y precipitada de Afganistán, prescindiendo totalmente de Europa, volvió a poner de manifiesto la necesidad europea de dotarse de autonomía defensiva. La pandemia reafirmó esta necesidad europea en todas las áreas estratégicas, pero la Guerra de Ucrania lo ha puesto en la más clara evidencia, y de manera especial en la defensa.
Desde el Sudoeste Ibérico deberíamos promover poner en agenda la posibilidad de retomar el eje Beja, en Alentejo (Portugal), y Badajoz, en Extremadura (España), como un territorio estratégico de la OTAN en formación de pilotos militares y base de misiones de paz, catástrofes y emergencias internacionales. Hay muchas razones y argumentos que pueden justificarlo y facilitarlo. Este es el espacio aéreo más libre y limpio de toda Europa, lo que permite una mayor disposición del aire para los ejercicios de formación, pero también para momentos puntuales de gran intensidad de uso aéreo sin interrumpir la actividad normal de vuelos comerciales. Una decisión de este tipo es una gran locomotora para la actividad económica en general, para el impulso del sector aeronáutico y la salud, entre otros, para el desarrollo de las infraestructuras de comunicaciones y para la retención y atracción de personas que tanta necesidad tenemos en este territorio. Merece la pena intentarlo.
