En el manual exprés de campaña que estoy elaborando para las próximas elecciones municipales, continúo insistiendo en la necesidad de lecturas y experiencias que necesitan los aspirantes para diseñar un eficaz plan de comunicación política y marketing electoral. Aconsejo, por curioso, el ‘Breviario de campaña electoral’ de Quinto Tulio Cicerón, una carta donde asesoraba, en el año 64 antes de Cristo, a su hermano Marco, que se presentaba a una alta magistratura de la República romana. Por ahora, quedémonos con cinco de sus propuestas: 1. “Considera que ciudad es ésta, a qué aspiras y quién eres”. 2. Estudia los “recursos con los que cuentas o puedes contar para compensar tu condición de homo novus”. 3. Piensa en la importancia de tener una red de apoyos, fidelizarlos y practicar permanentemente la escucha activa. 4. Plantéate que “tendrás que presentarte tan bien preparado para hablar como si en cada una de las causas se fuera a someter a juicio todo tu talento”. Y 5. No olvides la importancia de mantener buena imagen y transmitir integridad y honestidad. La consultora política Guadalupe Morcillo destaca tres pilares esenciales ante una campaña electoral: El candidato (¿es el idóneo, está preparado?), el mensaje (el relato es más importante que los datos) y el electorado (Bill Clinton decía que “no existen las respuestas simples para los problemas complicados, pero las respuestas simples son las que mueven al electorado”). La experiencia nos enseña que no todo el mundo vale para esto, pero si se reúne de los mejores, de los que pueden suplir sus carencias, el candidato alcanzará logros inesperados en una contienda política donde la marca será determinante. El colombiano Andrés Lizarralde lo resume en 8 principios: “Poner los pies en la tierra, contar con un equipo de confianza, ser cercano al electorado, entender la fugacidad del liderazgo, construir una imagen con autenticidad, hacer equipo con los mejores, estar en contacto con la gente y trabajar duro”. Y, en cuanto al mensaje, los estadounidenses Cutlip y Center ya en 1952 hablaban de las 7 Cs: la comunicación debe ser clara, concisa, concreta, correcta, coherente, completa y cortés. En el caso de Badajoz, una ciudad muy especial por sus singularidades (si no se conocen o respetan, el experimento puede acabar en fracaso) que, a veces, ni se entienden en el resto de Extremadura, apostaría por las 5 Ps: Popular (si no eres gracioso, no cuentes chistes y si no te conocen, no fuerces su apoyo), propagandista (saber decir y saber llegar, que no es lo mismo, pero sí complementario), político (pringarse, que no entrometerse), pacense (por lo de conocernos, no por ser o no ser de aquí) y preparado. Hace años escribí un tratado sobre la anticampaña, pero esa es otra historia que, por cierto, también sirve para ganar elecciones.