La Crónica de Badajoz

La Crónica de Badajoz

Juan Manuel Cardoso

Disidencias

Juan Manuel Cardoso

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A estas horas, en un año, ya se habrán celebrado las elecciones municipales y estaremos inmersos en el jaleo postelectoral, que suele tener su miga. Se habrán cumplido diez años desde que el mejor alcalde de la historia de Badajoz, Miguel Celdrán, abandonara, por iniciativa propia, su cargo tras 18 años de gobierno estable y extraordinariamente fructífero para nuestra ciudad. Se habrán cumplido dos legislaturas perdidas por culpa de una mala legislación electoral que permite extravagancias e inestabilidad y constata que cuando el votante deposita su papeleta es tan peligroso que ni se imagina las consecuencias de sus actos. Porque la culpa no es solo de los políticos, por muy malos que sean o por mucho que se equivoquen. Los votantes tienen su responsabilidad en este guirigay donde llevamos instalados desde hace ya demasiado tiempo y que a nada bueno nos está conduciendo. A un año, pues, de las elecciones y, dando por supuesto que, desde el final del verano, los nervios florecerán con ímpetu y sin descanso, ahí va un micromanual de campaña: 1. Sin ninguna figura o candidato que brille por sí mismo (Rojas y Celdrán son difíciles de superar en ese aspecto), hay algo que políticos y periodistas suelen pasar por alto: el viento de Madrid o, si lo prefieren, el clima electoral nacional. Puede pasar cualquier cosa, cierto, pero Zapatero y Rajoy influyeron, y de qué manera, en los comicios locales. Sánchez, de una u otra manera, lo hará ahora. 2. Más que de personas, será una batalla de marcas. Mientras las personas no cometan demasiados errores, podrán dejar que las marcas y el viento hagan su trabajo. En el ámbito local no funcionan las ideologías sino las sensaciones y vivimos tiempos en que la gente está sintiendo demasiadas emociones. 3. Nada es esencial y, por tanto, nada es definitivo: ni el discurso ni la gestión ni el programa ni el balance ni el candidato ni la campaña ni la calle ni las redes sociales. Creer que alguna de esas herramientas ha de merecer más atención que las demás es un inmenso error. Deben los candidatos dosificar, equilibrar y administrar cada uno de esos escenarios en su justa medida. Ninguno de ellos dará la victoria, la falta de alguno puede llevar al desastre. 4. No dejar nada a la improvisación: equipos, mensajes y actos han de organizarse y programarse cuanto antes para que haya margen de error. Para que no se malinterprete por la ciudadanía como electoralista. Los errores no estarán permitidos a partir de enero. 5. Convertir la calle en despacho, establecer vínculos de cercanía con la gente, no dejarse llevar por encuestas cocinadas, comentarios periodísticos interesados o derrapes del adversario y plantear cada uno su propia agenda. En política solo sirve mirar hacia adelante, ignorar al adversario, conectar con el votante y ser transparente y fiable. Todo lo demás es marketing de todo a cien y eso, casi siempre, huele a muerto.

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