La Crónica de Badajoz

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Ascensión Martínez Romasanta

Extraordinarios

Policías locales presentando escritos de renuncia a los servicios extraordiarios. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Años lleva el sindicato mayoritario en la Policía Local de Badajoz, Aspolobba, reclamando que se incremente la plantilla, pero las plazas se van convocando y cubriendo con cuentagotas. No llegará el día en el que el número de agentes sea suficiente. Mientras tanto, su presencia se hace cada vez más necesaria, como reconocía esta misma semana el alcalde, Ignacio Gragera, que se ha encontrado en esta segunda, última y definitiva parte de la legislatura con más de un marrón heredado. Se siente. Es lo que conlleva querer gobernar con hermanastros.

El último ha sido la negativa de los policías locales a seguir realizando servicios extraordinarios voluntarios mientras no les paguen los pendientes, que datan desde septiembre. Su reivindicación es justa. Los policías han respondido por encima de su deber cuando se les ha necesitado. Ocurrió en Navidad. La plantilla se vio diezmada por los contagios y hubo agentes que cubrieron los tres festivos. Eso es vocación de servicio público, a pesar de que ahora haya quien cuestione esta vocación a los mismos que han estado cubriendo horas extras sin cobrarlas. Los agentes de la autoridad no siempre caen bien y es fácil dejarse llevar por la demagogia a la hora de cargar las tintas contra un colectivo que no goza de todas las simpatías entre la ciudadanía. No es muy leal culparlos a ellos del incumplimiento de otros.

Hace semanas que Aspolobba advirtió de que dejarían de apuntarse a los servicios extraordinarios si no les abonaban los pendientes. Puede que nadie los creyera hasta que, finalmente, esta decisión ha impedido que se lleven a cabo actividades programadas en la ciudad que requieren la presencia insustituible de estos agentes, que no hacen más que pedir lo que les corresponde. Así, no han podido celebrarse el Triatlón Puerta de Palmas, ni la Copa de España de Ciclismo Adaptado y la II Caminata contra el Cáncer prevista para hoy domingo ha tenido que cambiar su recorrido y optar por una ruta que no interfiera en el tráfico de la ciudad, para así no requerir la presencia de agentes.

Se aproximan las fechas de celebraciones masivas en la ciudad y, si no se soluciona el conflicto con la Policía Local, penden de un fino hilo Los Palomos y la feria de San Juan. Ya ha habido citas entre medias que el ayuntamiento no ha podido autorizar ante la imposibilidad de contar con agentes, que siguen en sus trece. Hasta que no vean el ingreso en sus cuentas de lo que se les debe, no volverán a ofrecer su tiempo y dedicación a una ciudad que les pide pero no les paga en tiempo y forma. Se les reprocha haber llegado a este extremo, pero el fallo está en el ayuntamiento, que no cumple.

Dice el alcalde que el problema radica en que en los últimos años se han multiplicado las actividades que requieren presencia policial. Concretamente citó los dos últimos años. Precisamente los más inactivos, por la crisis sanitaria. El desfase viene de atrás. La plantilla de la Policía Local de Badajoz es escasa y Aspolobba lo lleva denunciando desde hace años. Como tampoco es de antes de ayer el problema con los servicios extraordinarios, para los que se destina una partida en los presupuestos que se ha demostrado insuficiente ejercicio tras ejercicio. Hasta que no han visto las orejas al lobo no se les han entrado las prisas. Se han puesto tarde y mal a resolver los trámites y ahora el equipo de gobierno se encuentra entre la espada y la pared. No son los policías los que no anteponen el interés general al particular. Lo han antepuesto y así les ha ido. Cuando otros piden no tardan en recibir sin rechistar. Han tenido que plantarse para que nos demos cuenta de que son imprescindibles. Que dirija bien el tiro el que critica, porque la diana no está en el perjudicado sino en el que perjudica por no actuar con diligencia. Está visto y comprobado que en este ayuntamiento algo falla en materia de personal. Que se lo digan a los responsables de Tesorería y Urbanismo, que han tenido que presentar alegaciones al presupuesto municipal, el de su casa, para reclamar más trabajadores. Mal iríamos si éstos se plantan. Visto lo visto, parece que solo así serán atendidos.

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