La Crónica de Badajoz

La Crónica de Badajoz

Ascensión Martínez Romasanta

Menacho no es una calle

José Manuel Bueno, con el escultor Salvador Amaya.

Un socio implicado y entusiasta de la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz comentaba en una visita reciente a los restos de la villa romana de Las Tomas que, aunque parezca mentira, hay pacenses que solo relacionan el apellido Menacho con el nombre de una calle, la más comercial de Badajoz, y no tienen ni idea del personaje histórico al que hace referencia. Lo ponía de ejemplo de la importancia que tiene conocer la historia del lugar donde vives para poder apreciar y valorar su patrimonio. «Si fuésemos una ciudad orgullosa de su patrimonio, esto no ocurriría. Pero para ello es necesario conocer su historia. ¿Cuántas personas han descubierto en la Recreación de los Sitios que Menacho es algo más que una calle?», se preguntaba el joven Miguel Ponce al referirse al abandono que presentan los restos de esta villa, situada tan cerca y a la vez tan lejos del ruido urbano. En nombre de la asociación Cívica reclamaba atención a las administraciones, en este caso al ayuntamiento, para poner en valor este yacimiento único que, si no se recupera, se perderá y, con él, una parte esencial de la historia de esta ciudad.

En Badajoz existen varios colectivos ciudadanos que se han convertido en indispensables en la defensa del orgullo local y en la recuperación y el conocimiento de su historia. La Asociación Cívica es uno de ellos. Con apenas 14 años de existencia, sus integrantes han conseguido, por méritos propios, hacerse un hueco como interlocutores a tener en cuenta a la hora de poner en valor el patrimonio de Badajoz, no siempre respetado ni suficientemente protegido. Día sí y día también, este colectivo emite comunicados denunciando atentados, falta de atención o agradeciendo actuaciones que mejoran el entorno monumental. Las administraciones le hacen caso -a veces- y los medios de comunicación la consideran una fuente fiable. Su labor incansable es altruista y no siempre reconocida.

Al frente de la Cívica, desde su fundación en 2008, ha estado su presidente, José Manuel Bueno. Muchos habrán oído su nombre, pero no tantos reconocerían su imagen. Porque José Manuel Bueno era conocido y reconocido por sus acciones en tercera persona. Era, porque ya no está. Ha fallecido esta semana, con 52 años. Para los que no estábamos al tanto de su enfermedad, se ha ido inesperadamente. Para su entorno, no ha sido así. Llevaba tiempo luchando. Así era José Manuel Bueno: discreto y sin afán de protagonismo. Siempre dispuesto a atender cualquier acción que conllevase la defensa de esta ciudad con un espíritu constructivo. Pecaba de insistente y eso le valió a la Cívica para conseguir logros que han dejado su huella en Badajoz. Son muchos. Por citar algunos, a la Cívica le debe Badajoz que en el bulevar de la avenida de Huelva haya una escultura del general Menacho, obra del artista Salvador Amaya. A la Cívica le debe Badajoz que en el paseo de la margen izquierda del Guadiana esté colocado un mural que representa la conquista de Badajoz por el rey Alfonso IX. La Cívica luchó y se empeñó para que en Badajoz se representasen pasajes de la Guerra de Independencia y este año se ha celebrado la I Recreación de los Sitios. La lista es mucho más larga y prolija, porque las demandas de esta asociación son continuas.

Gracias a la Cívica, muchos pacenses saben quiénes son Menacho y Alfonso IX. Ese es el objetivo de esta asociación y de otras que trabajan por el mismo fin: que los ciudadanos conozcan la historia del lugar en el que viven y cuiden y respeten sus testimonios.

La Cívica no es un ente inanimado, sino un grupo de personas que dedica su tiempo y su esfuerzo sin pedir nada a cambio para conseguir que esta ciudad se quiera un poco más a sí misma. Cuántos como José Manuel Bueno llevan años intentando convencer a sus conciudadanos de la necesidad de comprometerse con su entorno, sin desfallecer, a pesar de la falta de reconocimiento. Ahí están, ahí seguirán y no deberían tener que irse para empezar a echarlos en falta.

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