En el concierto ofrecido por la Orquesta de Extremadura (Oex) la semana pasada, el jueves en en el Palacio de Congresos de Badajoz y el viernes en el de Cáceres, hubo un instrumento que asumió el protagonismo de forma destacada: la marimba, instrumento de percusión originario del sur de México, de grandes dimensiones, consistente en láminas de madera, alineadas como el teclado del piano, similar al xilófono y al vibráfono, que se golpea con baquetas o macillos. Bajo la batuta como director invitado del malagueño Salvador Vázquez, que se mostró siempre seguro y eficaz, comenzó el concierto con La Procesión del Rocío, en la que el compositor sevillano Joaquín Turina describe magistralmente en dos movimientos -’Triana en fiesta’ y ‘La procesión’- el bullicio, el sonar de campanas y cantes por soleares, que fuera estrenada en el Teatro Real de Madrid el año 1913, siendo interpretada por primera vez por la Oex.

A continuación se produjo el estreno absoluto del Concierto para Marimba y Orquesta El jardín de Baco, tema mitológico de la deidad dionisíaca, del compositor y director de orquesta, nacido en Ciudad Real, Lorenzo Palomo, que fuera pianista y director de la Ópera de Berlín. Como solista, Conrado Moya. Impresionante y espectacular la soberbia interpretación del joven percusionista alicantino, en una obra de vertiginosa evolución, mostrando un evidente virtuosismo en este complejo instrumento, manejando con pleno dominio las cuatro baquetas, poniendo de manifiesto su acreditado prestigio internacional. El autor de la obra, Lorenzo Palomo, ya octogenario, que asistía al concierto, y el solista, fueron entusiásticamente ovacionados por los espectadores , que completaban el aforo del auditorio, correspondiendo Conrado Moya con un delicado tema de Haendel. 

Completó el programa la formidable Sinfonía Pirenaica del compositor vasco Jesús Guridi, obra pletórica de connotaciones folklóricas, del que fuera director del Conservatorio de Madrid, autor, entre otras muchas composiciones, de la zarzuela El Caserío.