Basta mirar un mapa del ferrocarril de la Península Ibérica para detectar esa inmensa isla interior en el Sudoeste Ibérico que muestra no solo una injusticia y desventaja de los que en ella residen, de graves consecuencias para su desarrollo, sino también un gran perjuicio para las dos naciones. Es inconcebible que no existan unas infraestructuras fluidas entre Lisboa y Madrid y entre Lisboa y Valencia. Demuestra entre otras cosas como se han dado la espalda los españoles y portugueses durante siglos y cómo el litoral atlántico portugués ha concentrado la población y el desarrollo ignorando al interior del país y de la misma manera el litoral mediterráneo español ha concentrado cada vez más la población y la riqueza, ignorando el interior, a excepción de Madrid, que también concentra la riqueza, la población y el poder. Fue necesario que la Unión Europea empezase a deshacer esa anomalía, primero en los años noventa con la conexión por autovía y muy probablemente en esta década con el tren. Esperemos también ver en esta década solucionada la conexión con el Corredor Mediterráneo tanto por tren como por carretera.

Ahora toca empezar a poner en agenda la otra gran anomalía que supone la conexión Norte-Sur del Oeste Ibérico. De nuevo no es un problema solo de los extremeños y castellanos que estamos en medio, es un problema de toda España. Impide una fluida comunicación entre la población del Noroeste español y sus puertos, que son la mejor conexión con los puertos de Centro Europa y Gran Bretaña y la población del Sudoeste español y sus puertos que son la mejor conexión con Canarias y África. Y entre medio todas las provincias rayanas. Podrían darse muchos otros argumentos, pero la conexión de los dos ramales del Corredor Atlántico es imprescindible para poder evitar pasar por Madrid los trenes que no tengan parada en la capital y evitar el colapso del nodo central.

La Unión Europea fue necesaria para que se concluyese en el 2012 todo el trayecto de la autovía de la Ruta de la Plata, hoy denominada A66. Ahora, la Comisión Europea propone tachar del mapa la vía que uniría Plasencia con León, que permitiría rehabilitar el trazado ferroviario de la Vía de la Plata. Esta propuesta puede ser el revulsivo para lo contrario. Hay que luchar desde todos los frentes para incluir con todo derecho este Corredor Oeste como un elemento de la Red Básica Transeuropea de Transportes (RTE-T). Esta semana se han reunido 12 Cámaras de Comercio con esa voluntad y en esa misma línea hay muchas otras entidades y ciudadanos que apuestan firmemente por esta infraestructura. Enhorabuena a las Cámaras de Comercio por esta iniciativa, ahora toca a toda la sociedad apoyarla y a los políticos conseguir hacerlo realidad. Hay poco tiempo, pero es posible.