A costa de parecer reincidente, no cejó en su empeño Remigio Cordero, siendo concejal de Podemos Recuperar Badajoz, de reclamar para la ciudad más plazas públicas de residencias de ancianos. Cada vez que se le ponía a tiro, insistía hasta la saciedad en esta demanda que podía satisfacerse en el enorme, abandonado y céntrico edificio del Hospital Provincial. Remigio ya no está en el ayuntamiento, el Hospital Provincial ahí permanece, compuesto y sin novio, y sigue sin satisfacerse el déficit de plazas en residencias para los mayores en Badajoz, donde solo existe un centro público, el de La Granadilla, construido hace 46 años.

Desde entonces, la Junta de Extremadura no ha aumentado esta dotación en la mayor ciudad de la región. Ahora está en marcha un proyecto de ampliación de 80 plazas, que está por ver cuándo se podrán ocupar, pues no solo se ha confirmado un retraso de 9 meses en la obra, que alarga la finalización al 2023, sino que por una fatal casualidad la empresa constructora es la misma que la del colegio de Cerro Gordo, cuyas instalaciones tienen que abrir en perfecto estado de revista antes de un mes, cuando comience el curso escolar. Con la escasez actual de albañiles, podría ocurrir que una parte de los destinados en La Granadilla tuviesen que cambiar de destino durante un tiempo a 7 kilómetros para ayudar a los compañeros a rematar el centro educativo.

Con retraso o sin él, es una realidad objetiva que en Badajoz faltan plazas en residencias públicas de mayores. La propia Junta lo ha reconocido siempre, desde hace años, y no ha puesto solución, gobernase quien gobernase, aunque es indiscutible que los socialistas han tenido más tiempo para hacerlo, por mucho que ahora el consejero de Sanidad, José María Vergeles, se lo reproche al PP.

Lo ha hecho esta semana, tras comparecer los concejales populares Blanca Subirán y Antonio Cavacasillas. Parece que lo de convocar ruedas de prensa en la sede del partido será una costumbre en los dos años que quedan por delante, para dejar claro que el grupo municipal del PP va por libre, al margen de sus socios de gobierno. Subirán y Cavacasillas se apostaron en el atril amparados en datos para insistir en la necesidad acuciante de plazas públicas para mayores en Badajoz, cuya demanda se cifra en 850 y solo tiene 180. En la ciudad hay un millar, pero el resto son privadas: el 83%, nada más y nada menos. La ampliación de La Granadilla resultará insuficiente a todas luces.

Hace cuatro años y seis meses, Vergeles se reunió en Badajoz con el anterior alcalde, Francisco Javier Fragoso. De aquel encuentro salió el compromiso del consejero de que la Junta construiría otra residencia de mayores, para personas con menor grado de dependencia, además de ampliar La Granadilla, que ya se había anunciado tiempo atrás. Se habló incluso de dos posibles ubicaciones en terrenos municipales. Uno de ellos en la calle Remigio Cordero. Tiene su gracia. Cuatro años y seis meses después nada se sabe de aquel anuncio. Cuando hace unos días Subirán y Cavacasillas retomaron el tema reclamando soluciones a la Junta, bien podía haber reaccionado el consejero confirmando aquel compromiso o aportando alguna alternativa. Nada de eso. Vergeles salió por peteneras. Lo ha hecho más veces. Actuó también así cuando el PP criticó el estado de los colchones cedidos por el Ejército para el hospital provisional de Ifeba. En lugar de reconocer el fallo, arremetió contra el mensajero y después, a la chita callando, dio orden de comprar colchones nuevos. Ahora, a las quejas de los concejales del PP ha contestado recordándoles que cuando su partido gobernó en la región no hizo nada para solucionarlo. No es esa una razón con fundamento. Ojalá ocurra como con los colchones y, un día de estos, sin previo aviso, el DOE publique la licitación del proyecto de una nueva residencia para mayores en Badajoz. Tiempo han tenido.