A punto de cumplir los 50 años, 26 de ellos dedicados al Ayuntamiento de Badajoz como concejal, los últimos ocho como alcalde, abandono mis responsabilidades municipales de acuerdo con el pacto de gobierno de coalición firmado tras las elecciones municipales de 2019 entre el Partido Popular y Ciudadanos, con la aquiescencia de Vox, ahora concejal no adscrito. Este es el resultado de lo que algunos han denominado nueva política, con la aparición de formaciones que podría dar estabilidad al panorama político nacional, autonómico y local. Están ocurriendo tantas cosas en el mundo y en todos los ámbitos que ya no sé si lo que valía ayer será útil hoy y en qué condiciones estaremos mañana, pero sí sé que en Badajoz hay una mayoría sociológica de centro derecha y liberal, sin extremismos y con el único deseo de que la ciudad funcione. Por eso pensamos que el gobierno de coalición era la lectura del resultado en las urnas hace dos años. El Partido Popular, con Miguel Celdrán como candidato, accedió al gobierno municipal en 1995. Cuando Miguel Celdrán dimitió en 2013, tuve el honor de recoger su testigo y continuar con su legado. Ahora, aunque el Partido Popular seguirá gobernando en el Ayuntamiento de Badajoz dentro de una coalición, tendremos un alcalde de otro partido al que, por el bien de nuestra querida ciudad, le deseo toda la suerte del mundo.

En lo que a mí respecta, ha sido un honor servir a la ciudad durante 26 años y, muy especialmente, ha sido un lujo inmerecido ser alcalde de Badajoz desde 2013. Tal vez no sea la persona más simpática con la que se hayan topado los vecinos, más por timidez que por otra cosa, pero he mantenido cada día la tensión que necesitaba el cargo, tratando de resolver los problemas de los vecinos, de buscar soluciones donde los asuntos se enquistaban y de allanar el camino de cuantos proyectos se ponían cuesta arriba. 

El Badajoz de hoy no es el Badajoz de hace ocho años -ni, por supuesto, el de hace 26- y, más allá de la situación de pandemia que nos ha cambiado a todos y aún nos tiene atenazados, hemos logrado, seguimos logrando, con todos y entre todos, un cambio radical de nuestra ciudad ayudando al comercio y la hostelería, atrayendo turismo, facilitando la instalación de empresas -lo que se está sembrando en la Plataforma Lógística es tan ilusionante que muy pronto todos veremos sus resultados en forma de puestos de trabajo y riqueza para nuestra ciudad-, contribuyendo al empleo, dando facilidades para la construcción y el acceso a las viviendas, atendiendo a los mayores, saneada, en unas condiciones de sostenibilidad con el medio ambiente y de eficiencia energética ejemplares, multiplicando la solidaridad con quienes menos tienen, con los más frágiles de nuestra comunidad, aumentando nuestros compromisos sociales, dotando de instalaciones a los barrios y poblados, promoviendo y fortaleciendo nuestras fiestas como señas de identidad y marca Badajoz, desarrollando más actividades deportivas, creando parques y jardines, revitalizando zonas más vulnerables, profundizando en las relaciones transfronterizas, modernizando y mejorando nuestros procedimientos burocráticos, permitiendo con más medios que nuestros policías y bomberos puedan seguir siendo nuestros héroes, poniendo en valor nuestra historia y patrimonio y con una recuperación del Casco Antiguo que, aunque lenta, progresa como nunca antes se hizo, convirtiéndose Badajoz en capital económica, industrial y cultural -el dinamismo cultural en Badajoz, desde las instituciones, asociaciones, fundaciones y otras entidades es la envidia de todo el suroeste ibérico- de Extremadura y ahora sí, ahora sentimos que vivimos en una ciudad más habitable, más amable y más solidaria.

Somos más fuertes como ciudad, Badajoz es un lugar donde merece la pena vivir, donde se puede iniciar un proyecto de vida o empresarial, un lugar que se desea visitar. Y eso ha sido, es posible porque todos, con los impuestos, con el trabajo y con el entusiasmo, han aportado cuando podían. Y yo he tenido la inmensa suerte de ser alcalde de una ciudad extraordinaria, donde nadie sobra, donde todos son necesarios, donde todo lo que queda por hacer ya tiene puestos sus cimientos. Badajoz ya no tiene límites y su gente ha descubierto el valor de lo propio y las posibilidades de cuanto llegue. Me marcho muy orgulloso de la ciudad donde nací, donde me formé, donde he construido una familia y donde seguiré con mi trabajo y los míos. Gracias, Badajoz, porque servirles ha sido un placer, porque estar a sus órdenes ha sido todo un reto.

He cometido errores, a algunos no he podido ayudarles, a otros no les habré escuchado como hubieran deseado, solo les ruego que disculpen las decepciones provocadas y me dejen seguir a su lado, ahora como un vecino más, disfrutando de las maravillas de una Badajoz imparable.