Ahora es el ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, Augusto Santos Silva, natural de Oporto y profesor de la Universidad de Oporto, quien vuelve a insistir en que la conexión ferroviaria de Lisboa con Madrid no es una prioridad para Portugal, y que la prioridad es Lisboa – Oporto conectando con la alta velocidad de España por Vigo. Con anterioridad, en el pasado mes de octubre, fue la ministra de Cohesión Territorial, Ana Abrunhosa, profesora en la Universidad de Coimbra y anteriormente presidenta de la Comisión de Coordinación Regional del Centro de Portugal, quien hizo esas mismas declaraciones, y poco después fue el ministro de Infraestructuras y Vivienda, Pedro Nuno Santos, natural de Aveiro, por donde ha sido diputado en la Asamblea de la República, quien vuelve a insistir en esa prioridad Lisboa – Oporto y la conexión con Galicia frente a la conexión de Lisboa con Madrid.

Son declaraciones muy lógicas si se entienden en una lógica de intereses políticos, de equilibrios de poder de los partidos, intereses electorales y de confrontación territoriales, por más que nos pueda extrañar que una ministra de Cohesión Territorial pueda priorizar tan claramente los desequilibrios territoriales, que un ministro de Asuntos Exteriores genere un problema donde no existe con un país amigo y con el que está obligado a entenderse, y que un ministro de Infraestructuras que está ejecutando y conoce perfectamente que se está construyendo la línea Lisboa – Madrid niegue esa evidencia. Aunque, en este caso, cuando intervino en enero ante el Parlamanto Europeo en la Comisión de Transportes como ministro de Infraestructuras del gobierno que preside en este semestre la Unión Europea, negó que esa era la prioridad y manifestó que la Línea de Alta Velocidad Lisboa – Madrid ya no es una prioridad, pues se está ejecutando y se terminará en el 2023.

Hay ministros de Portugal que siguen insistiendo en negar o cuestionar lo evidente. La Línea de Alta Velocidad Lisboa – Madrid es una prioridad europea, acordada tambien por España y Portugal, en el año 2003, y por eso lo aprobó la UE, formando parte en la actualidad del Corredor Atlántico dentro de la Red Transeuropea de Transportes, y tanto la Comisaria de Transportes anterior, Violeta Bulc, como la actual, Adina Vãlean, han instado a los gobiernos de España y Portugal a que terminen el trazado antes del 2030, y así está reconocido en los planes de infraestructuras de ambos países. Lo que hay que hacer es terminar los compromisos y no generar más confusiones en un tema que ya es más que evidente y que se está ejecutando. En demasiadas ocasiones la política no está entendida como una herramienta para solucionar problemas, sino para crearlos donde no los hay. Cuestionar a estas alturas la conexión Lisboa – Madrid y plantear otras prioridades ya no toca, es negar evidencias, y lo que toca es terminarla de una vez y cuanto antes.