Sin la menor duda la Arqueología no es una disciplina inocente y no siempre el estudio de los hallazgos constituye un mero ejercicio científico. Por lo que entiendo, y los arqueólogos responsables de la excavación en el patio de la mezquita/catedral de Córdoba han manifestado con mucha claridad, los resultados obtenidos hasta el momento están muy lejos de ser definitivos, por la sencilla razón de no estar concluidos los trabajos. Puede parecer razonable que otros colegas opinen, siempre con la debida prudencia. No conviene pontificar sobre lo descubierto, cuando los resultados pueden variar de modo imprevisto. La Arqueología tampoco es una ciencia exacta. Otra cosa muy distinta es pretender, por motivos de muy diversa y, a veces, no muy clara intención, forzar la interpretación de una manera determinada. Está claro que la basílica de San Vicente no parece haber salido a la luz. Pero si sabemos, porque hay paralelos suficientes para aventurarlo, que en época tardoantigua las basílicas no eran el único componente de los conjuntos episcopales. Formaban parte de un complejo. Y, por lo demás, las fuentes árabes, se les dé el valor que se les dé, afirman la existencia de ese templo. Por ahora solo se está excavando donde ya lo hizo el arquitecto Félix Hernández -el mismo que restauró por primera vez la Alcazaba de Badajoz-, que no era arqueólogo y usaba de unos métodos muy diferentes a los actuales. Y mucho menos precisos. Todas las hipótesis de ocasión son pura lírica.

Dicho lo cual, debo manifestar que no estoy de acuerdo con la inmatriculación del monumento por parte de la Iglesia y, de paso, que nunca ha estado tan cuidado y nadie se ha molestado, por ningún motivo, en correr, como ahora, con los gastos de una investigación de esta envergadura. Llevábamos más de sesenta años con el conocimiento sobre el edificio bloqueado y convertido en tópico. Tampoco nunca -me pongo en 2019- su visita había producido tantos ingresos. No pretendamos manipular resultados incompletos, ni entremos en revisionismos muy interesados. Eso está de moda, por desgracia. No solo en Córdoba, también en Badajoz. De ahí esta larga introducción, que, creo, está relacionada con lo que ocurre aquí.